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Los desafíos de enseñar en el México diverso: “Los docentes sí cambiamos vidas”

La desigualdad, la violencia y la migración ponen en jaque a las escuelas en México, mientras los docentes crean sus propias estrategias para enseñar en circunstancias adversas.
jue 15 mayo 2025 11:59 PM
Día del maestro 2025: los docentes enfrentan estos retos, pero "sí cambiamos vidas"
Entre cada entidad federativa existen disparidades en el acceso a recursos didácticos, escuelas con infraestructura digna y a enseñanza de calidad que limitan la permanencia escolar y los aprendizajes.

Fue el rechazo a la ciencia. Ingrid Gutiérrez, ingeniera bioquímica de profesión, cambió los laboratorios por las aulas después de acudir a un encuentro con alumnos de preparatoria. Promovía un centro científico entre la juventud, pero se topó con un enorme muro de desinterés porque los alumnos aborrecían las ciencias.

“¿Por qué no quieren? Si para mí la ciencia es divertida, la ciencia es interesante”, pensó desconcertada. “Bueno, puede que todo sea por el docente”, reflexionó. Un año después se sacó la bata, aplicó a la carrera magisterial y hace 18 años que es maestra.

Ha sido una carrera satisfactoria, pero llena de retos. Al desinterés por ciertas materias se sumaron muchos más desafíos. Pronto se dio cuenta lo difícil que es enseñar y aprender en México, donde el lugar de origen juega un papel importante en las oportunidades.

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Entre cada entidad federativa existen disparidades en el acceso a recursos didácticos, escuelas con infraestructura digna y a enseñanza de calidad que limitan la permanencia escolar y los aprendizajes.

A lo propiamente educativo se añaden los contextos sociales: la inseguridad, que rodea los planteles de zonas con altos índices de violencia, y la migración, además de las condiciones laborales del magisterio. El resultado es una triste disparidad: los estados y grupos más vulnerables tienen menos posibilidades de llegar al bachillerato o a la universidad.

Clases a pesar de todo

Desde el estado de Chiapas, la profesora Ingrid se mantiene convencida de que la vocación docente mueve montañas. Inició su carrera dando clases de matemáticas, biología y química en una secundaria de Frontera Comalapa, un municipio chiapaneco que colinda con Guatemala, de unos 80,000 habitantes. Pertenece a la región Sierra Mariscal, una zona marcada por la violencia debido a enfrentamientos entre grupos criminales por el territorio.

En medio del terror por constantes extorsiones, balaceras y desplazamientos forzados, Ingrid logró que sus alumnos le entraran a las ciencias y hasta resultaron triunfadores en un concurso de divulgación científica.

“Para mí era muy grato ver cómo los chavos preferían estar en la escuela desarrollando un proyecto y no estar haciendo otras actividades”, destaca.

No es un logro menor en el estado con el mayo rezago educativo del país, con un tercio de su población (1.8 millones de personas). También tiene la esperanza de escolaridad más baja. Quienes nacen aquí estudiarán, en promedio, 12.1 años, es decir, hasta la secundaria. Por eso Ingrid celebra a sus alumnos que logran ingresar a grandes universidades públicas en México, donde solo uno de cada tres estudiantes de primaria llega a la universidad.

Estudiantes en movilidad

En 2024, Ingrid asumió la dirección en el turno vespertino de la Escuela Preparatoria "Eduardo Javier Álvarez González" de Tapachula. En este otro municipio fronterizo se encontró con un gran reto: la integración a clases de alumnos migrantes.

Al principio, reconoce, tuvo dudas. “Lo que menos quería era que hubieran cuestiones de discriminación, de segregación”, explica. Sin embargo, decidió que ningún estudiante debe quedar fuera de la escuela por cuestiones administrativas. Así que permitió que dos alumnos de Nigeria tomaran clases. Una ventaja es que los adolescentes hablan español porque cursaron la educación básica en Ecuador y, aunque es un gran desafío, afirma que la comunidad escolar los ha recibido con entusiasmo. Esta acción inspiró a otras escuelas que ahora también permiten la entrada de estudiantes migrantes.

Ante el aumento de la migración infantil, los profesores de la frontera sur buscan garantizar el derecho a la educación de estos menores con sus propios esfuerzos y crearon el Programa de Educación Migrante del estado de Chiapas, que actualmente opera en los municipios de Tapachula, San Cristóbal de Las Casas, Tuxtla Gutiérrez, Palenque y Comitán.

Alrededor de 35 docentes han atendido a 1,300 estudiantes migrantes, provenientes principalmente de El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua, aunque también han llegado de países africanos y de Haití. Las clases se imparten hasta en albergues.

Esta iniciativa permite a los niños y adolescentes continuar sus estudios mientras sus familias realizan trámites migratorios, esperan una resolución o emprenden de nuevo el camino rumbo a Estados Unidos o a sus países de origen. La cancelación del refugio en el país vecino ha dejado varadas a familias entre las fronteras de México.

Tan solo en 2024, las autoridades migratorias registraron casi 139,000 eventos de niñas, niños o adolescentes en situación irregular, 22% más que en 2023.

Para Ingrid, además de la educación, recibir a estudiantes en movilidad también es una muestra de apoyo. “Es importante que los maestros tengamos esto muy claro: sí cambiamos vidas y sí, nuestra función es importante. Una palabra nuestra, la verdad es que sí cambia la perspectiva de los estudiantes, porque las aulas a veces son el único acceso que los estudiantes tienen para transformar sus vidas”, dice.

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Sin infraestructura para discapacidad

La escuela de Ingrid también ha recibido a estudiantes con discapacidad. No es un plantel con la infraestructura especializada para ello, pero aplicó el mismo parámetro de no contribuir a la exclusión educativa.

Los profesores, sostiene, han construido sus propias estrategias de enseñanza y continúan su labor a pesar de que la mayoría vive lejos de su escuela de trabajo. Algunos, sin transporte público en sus comunidades, caminan varios kilómetros hasta el plantel. Otros hacen cinco horas para llegar o se mudan cerca de las escuelas mientras su propia familia les espera en casa. Le llaman “semanear”: cinco días cerca de las aulas, día y medio del fin de semana con los propios hijos.

“Siempre falta mejorar las condiciones del docente, de las escuelas que no cuentan con infraestructura ni los servicios básicos. Siempre va a seguir siendo esa parte, por eso la dinámica de los docentes chiapanecos es loable”, sostiene la docente.

Alumnos entre carencias
Algunas escuelas de México operan entre carencias.

Chiapas está cercada por la desigualdad. Es la entidad con más escuelas sin infraestructura básica, solo 31% de los planteles tienen los cuatro servicios básicos, como agua potable, luz eléctrica, baños y lavamanos. Además, únicamente 5% de las escuelas tienen infraestructura adaptada para personas con discapacidad.

La organización Mexicanos Primero explica que los docentes mexicanos son fundamentales para transformar la vida desde la primera infancia hasta la juventud, pero enfrentan retos estructurales graves: precariedad laboral, sobre carga administrativa, brechas de género y la falta de infraestructura educativa. Todo esto limita el impacto de su labor.

"El trabajo cotidiano de maestras y maestros hace posible el aprendizaje. Su labor es insustituible. Sin su dignificación, el derecho a aprender no puede garantizarse plenamente", señala en un pronunciamiento.

Estudiar entre balas

A miles de kilómetros al norte, en Sinaloa, Óscar Franco, director de la Escuela Secundaria Técnica No. 64 de Culiacán se enfrenta al reto de mantener la asistencia escolar. Desde septiembre del año pasado, la entidad sufre una ola de violencia por los enfrentamientos entre dos facciones del Cártel de Sinaloa. Los constantes bloqueos, incendios de vehículos y balaceras alrededor de los planteles inhibe la asistencia presencial.

Ha sido difícil, sin embargo, todos los docentes y padres de familia han hecho un gran esfuerzo de mandar a sus hijos a la escuela, ya que nos encontramos en una zona con un alto índice de violencia”,
Óscar Franco, director de la Escuela Secundaria Técnica No. 64 de Culiacán

Han buscado que la Guardia Nacional vigile las escuelas, sobre todo durante los traslados de los alumnos. Pero a veces es imposible. El año pasado, por ejemplo, las familias se negaron a regresar a clases presenciales por un tiempo, a pesar de los llamados de la Secretaría de Educación local, porque el cuerpo de una persona fue baleado a unas calles.

En los días de mayor violencia, la asistencia escolar baja al 49% o hasta el 25%, estima. El observatorio de medios de Mexicanos Primero identificó que, hasta enero de 2025, la inseguridad propició la pérdida de al menos 30 días de clases.

Día del maestro 2025: los docentes enfrentan estos retos, pero "sí cambiamos vidas"
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A decir de Ángel Leyva, director de investigación en Mexicanos Primero Sinaloa, las condiciones adversas en que enseñan los maestros los someten a una gran presión. Por un lado, tienen que cuidar de sí mismos y de los estudiantes que son su responsabilidad. Todo esto impacta en la salud emocional y en el desempeño de los estudiantes.

“Si ocurren hechos de violencia, por ejemplo, se tienen que suspender las clases y todos los estudiantes no están al 100%, atendiendo su proceso de aprendizaje”, explica.

A pesar del peligro, el docente hace todo lo que puede para que sus alumnos no pierdan el año escolar. La principal capacitación que recibieron las 68 personas que laboran en ese plantel no fue sobre educación, sino de seguridad.

“Nos dieron una capacitación a todo el personal de la escuela con un tema que era protocolos de situaciones de riesgo. El principal objetivo era en una balacera cómo resguardar a nuestros alumnos, cómo tratar de evadir ese miedo, que el alumno estuviera tranquilo”, detalla.

Unos días después, el simulacro se hizo real. Con todo el esfuerzo han protegido a los estudiantes, pero los docentes también temen. Algunos, detalla el profesor, van a la escuela desde zonas más apartadas del municipio.

“La verdad, ha sido muy difícil emocionalmente esta situación en Sinaloa, nunca lo habíamos vivido de esta manera, a pesar de que siempre había violencia. Tenemos que adaptarnos a nuevas horas de traslado, resguardarnos temprano. Salimos con mucho temor, porque sales de tu casa sin saber si vas a regresar”, cuenta.

El maestro señala que varios alumnos sufren ansiedad y, para acompañarlos emocionalmente, en la escuela se dan charlas sobre salud mental y cuentan con una psicóloga de planta.

“Corremos el riesgo, pero lo más importante es tratar que estos alumnos no se nos rezaguen educativamente. Estamos comprometidos en estar al pendiente de los alumnos y estamos haciendo un esfuerzo. Sabemos el riesgo que corremos, pero tenemos ese compromiso”, subraya.

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